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Sin químicos, sin fertilizantes y sin modificaciones genéticas. Así son las semillas ecológicas, la base de la agricultura sostenible que garantiza la protección de la biodiversidad cultivada y un patrimonio genético muy valioso.

Las semillas ecológicas se vuelven más resistentes frente a plagas y enfermedades. Y todo de forma natural, sin el uso de abonos químicos ni manipulación genética en ningún momento de su cultivo o conservación.

Las semillas ecológicas son cada vez más demandadas por personas que optan por una alimentación más saludable y un sabor más auténtico que sólo puede dar la agricultura ecológica. Además, la proliferación de huertos urbanos ha ayudado a que muchas personas decidan plantar semillas ecológicas en lugar de otras modificadas genéticamente o más comerciales. El resultado son alimentos más sanos, nutritivos y mucho más sabrosos.